martes, 22 de mayo de 2012

Reflexiones acerca de la Educación en tiempos de Posmodernidad.


Tratar de comenzar a articular una reflexión que aporte un punto de vista diferente al tan trillado, pero no menos importante tema de la educación, parece que fuera una tarea bastante difícil.
¿Qué decir que signifique un aporte o una reflexión profunda? Tendremos que echar mano, si se me permite la expresión, a algunos teóricos o autores que ya lo han tratado a los efectos de poder analizar mejor el asunto.
Al promediar el Siglo XX algunas corrientes de opinión comenzaron a utilizar el término “posmodernidad” para referirse a ciertas manifestaciones culturales contemporáneas (E. Díaz 2000).
Globalización, mediatización, irrupción de nuevas formas de control, adquisición de nuevas competencias que legitiman al nuevo hombre que se desempeña en un mundo vertiginoso lleno de nuevas doctrinas cambiantes, como dice Zigmunt Bauman en una “modernidad líquida”, una cultura del distanciamiento, de la discontinuidad y del olvido, es en ese terreno donde hoy se desarrolla nuestra tarea.
Wikipedia, Wikiorg, Webquest, chatear, navegar, blogs, fotologs, enciclopedia virtual, contraseña, privacidad en la Web, etc, y seguramente un montón de nuevas formas de adquisición de conocimientos y también de control de los individuos, están surgiendo día a día en el mundo posmoderno en que vivimos, ¿y la educación formal?...va quedando rezagada frente a estas nuevas formas de acceso al conocimiento, lúdicas, entretenidas, rápidas, al alcance de la mayoría, sin dudas más atractivas para el común de los estudiantes, y cada vez más alejadas de la realidad del grueso del cuerpo docente, que van quedando desfasados con la adquisición del manejo de estas nuevas formas de acceso a los diversos temas que se enseñan en una escuela o liceo. En este sentido también podemos pensar que se fomenta el acceso a estas nuevas formas de educación, desde una concepción mercantilista, más computadoras y manejo eficiente de las mismas, significa menos cuerpo docente, por tanto menos egresos desde las arcas del Estado, sin dejar de destacar que el buen uso de esta tecnología no es por cierto menos importante.
Lo que si quiero rescatar es la importancia del docente como guía y mediador entre esas nuevas tecnologías y los estudiantes. Resaltar, en tiempos donde la información anda a pasos acelerados y fluye por todos lados, a la comunicación, entendida como esencial para el buen entendimiento de los individuos.
Considero que esta no debe perderse ya que es una herramienta fundamental y que nos hace únicos como especie en el planeta.                                                    

Profesor Nelson López.


CRISIS EN LA EDUCACIÓN…TAMBIÉN SOY CULPABLE

Hoy voy a hablar de lo que muchos opinan, critican, aportan o discuten sobre la crisis que está atravesando nuestra Educación Pública. Como parte de ella, como actor (no principal pero sí primordial) me gustaría brindar mi humilde opinión, me quiero hacer cargo en mayor medida de dicho problema.
Los docentes somos, a mi modo de ver, uno de los principales responsables de lo que hoy en día atraviesa nuestro país. Como educadores no podemos “desplazar la carga”, como afirma Peter Senge. Debemos de una vez por todas hacernos cargo de la gran responsabilidad que tenemos cuando asumimos esta noble y tan gratificante tarea de educar.
En los pasillos, en la sala de espera, en el supermercado y en los titulares de todos los medios de prensa escuchamos hablar de la crisis de la educación, pero en ningún momento nos hacemos responsables de la parte que nos toca a cada uno. Es más, minimizamos la problemática a dificultades edilicias, superpoblación de liceos o profesores estresados, cuando el problema de fondo es aún mucho mayor.
Cuando digo “hacernos cargo” lo digo en toda la extensión de la palabra. Debemos asumir de una vez por todas que quizás no somos los culpables pero sí los responsables de muchos aspectos del problema. No puedo mirar a un costado y no hacer nada.
Hace mucho tiempo que en  búsqueda de soluciones, se han ido generando diversos cambios en los planes y programas impartidos en los diferentes niveles. Planes, algunos, sin continuidad o evaluación, planes superpuestos, etc. Pero, nunca nos propusimos un cambio de “cabeza”, un cambio de mentalidad. Insisto, en mi humilde opinión, debemos asumir que en nosotros puede estar el punto de partida para realizar transformaciones profundas.
No somos psicólogos, ni médicos, ni policías y sin embargo, a veces actuamos como tales. Escuchamos la problemática de nuestros alumnos, los levantamos cuando caen y se lastiman, les ponemos  límites, les llamamos la atención y, además, damos nuestra clase. Quizás ahí esté la cuestión. Ser docente va mucho más allá de dar una clase magistral, ser docente implica involucrarnos con nuestros alumnos, saber qué les pasa, conocerlos en mayor profundidad, escucharlos, aconsejarlos, en pocas palabras: educarlos en forma integral. Nos estamos olvidando de nuestros alumnos. A veces nosotros somos el único referente, el único sostén de nuestros adolescentes. Una sonrisa, un gesto, un saludo bastan para conquistarlos. ¿Parece tan poco, no? Lo necesitan. No olvidemos que educar es uno de los más grandes gestos de amor que existen. 

Profesor Jesús Amaral